Si tuviera que describir las circunstancias bajo las que conocí al viejo Nibaldo, más bien tendría que decir con sinceridad que nunca lo conocí. Aquel encuentro, palabras dispersas, comentarios risueños que emitía con su bigotón de hombre antiguo y su dentadura dilapidada. Pude saber algo de su vida a través de las historias que le gustaba contar: las mujeres, ocupaban un lugar central en sus conversaciones al igual que sus experiencias de marino. Le gustaba decir que había trabajado al salir de Chile, “bajo bandera sueca”, aunque insistía en que la mejor época de su vida había sido trabajando con los griegos. De griego y de sueco no sabía ni una palabra, pero supongo que en los buques mercantes tendrían algún sistema para comunicarse las tareas mediante señas, o un lenguaje técnico oficial. Me contó que era de Valparaíso, y que llevaba unos veinte años viviendo sin papeles en los EEUU. Continue reading →